16 Salmos de la Biblia sobre Sanidad y Milagros Divinos

Salmos de Sanidad
Salmos de Sanidad

Este Post contiene Salmos de la Biblia que hablan sobre Sanidad y Milagros Divinos. Textos Bíblicos de Nueva Versión Internacional NVI.

Salmos Bíblicos de Sanidad

Salmos 103: 1-2

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.

Salmos 103:3-5

Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

Salmos 34:18

El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.

Salmos 30:2-3

Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos.

Salmos 41:3-4

El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor. Yo he dicho: «Señor, compadécete de mí; sáname, pues contra ti he pecado».

Salmos 147:3

Restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas.

Salmos 6:2

Tenme compasión, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos.

Salmos 107:19-20

En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro.

Salmos 18:6

En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!.

Salmos 28:1-2

A ti clamo, Señor, roca mía; no te desentiendas de mí, porque, si guardas silencio, ya puedo contarme entre los muertos. Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu lugar santísimo.

Salmos 73:26

Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.

Salmos 38:5-9

Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran. Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando acongojado. Estoy ardiendo de fiebre; no hay nada sano en mi cuerpo. Me siento débil, completamente deshecho; mi corazón gime angustiado. Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos.

Salmos 116:1-4

Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida. Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción. Entonces clamé al Señor: «¡Te ruego, Señor, que me salves la vida!».

Salmos 116:5-7

El Señor es compasivo y justo; nuestro Dios es todo ternura. El Señor protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó. ¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, que el Señor ha sido bueno contigo!.

Salmos 61:1-2

Oh Dios, escucha mi clamor y atiende a mi oración. Desde los confines de la tierra te invoco, pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo. Porque tú eres mi refugio, mi baluarte contra el enemigo.

Salmos 91:9-11

Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección, ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.

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